Una visión general de las ramificaciones clínicas de diversas lámparas de fotopolimerización ayudará a los clínicos a elegir la correcta para su práctica.
Por Leendert (Len) Boksman, DDS, BSc, FADI, FICD | Gildo Coelho Santos, Jr., DDS, MSc, PhD
El uso de restauraciones adheridas en odontología restauradora continúa aumentando, incluyendo el número de restauraciones a base de resina compuesta colocadas en lugar de amalgamas.Los factores que pueden afectar la polimerización de las restauraciones a base de resina compuesta incluyen la intensidad de la luz, el tiempo de exposición, y la longitud de onda en relación al tipo de fotoiniciador incorporado en el material resinoso.
Más del 37% de las restauraciones de resina son fotopolimerizadas insuficientemente en la clínica, y la mayoría de las veces se debe a unidades de fotopolimerización con intensidades de menos de 300mW/cm2, descritas en la literatura como inadecuadas, inutilizables o inapropiadas.Tres estudios internacionales dedicados a medir la intensidad de las unidades de fotopolimerización utilizadas en las prácticas dentales reportaron que el 33% al 48% de las lámparas en los consultorios odontológicos tenía una intensidad menor a 300mW/cm2.
Los clínicos deberían comprender los principios de la fotopolimerización, ya que los monómeros libres son citotóxicos. Además, la sub-polimerización puede provocar flexiones y un consiguiente “bombeo” de la restauración, que puede resultar en sensibilidad postoperatoria.La efectividad de un procedimiento de fotopolimerización depende de la potencia de salida de la luz, así como del espectro de la luz y el diseño de la punta. El tiempo de polimerización, la química de la resina, el tipo de fotoiniciador, la localización y orientación de la restauración, la presencia de productos odontologicos que bloqueen parcialmente la luz, y la habilidad del clínico para apuntar y mantener la luz sobre el objetivo a 90 grados también son factores importantes.El espectro de luz utilizado para resinas fotopolimerizables oscila entre 380nm y 500nm, siendo la canforoquinona el fotoiniciador más común. Los fotoiniciadores absorben energía fotónica y reaccionan con la amina activadora, creando radicales libres que inician la polimerización. La canforoquinona, que tiene su mayor absorción a unos 470nm, es de color amarillo. Por eso, los colores de esmalte, composites de colores muy claros, matices incisales y translúcidos pueden contener otros iniciadores como fenilpropanodiona (PPD) y Lucerina TPO, que tienen su mayor absorción por debajo de los 400nm.